Todo hemos estado en la misma situación al abordar un avión: formarse en filas cada vez más largas y lentas, pensando por qué dicho proceso no puede ser más rápido considerando que vivimos en pleno siglo XXI. Y es que, ante el aumento en el número de pasajeros cada año, la infraestructura aeroportuaria internacional se enfrenta a un reto que, de no abordarse correctamente, puede tener un impacto negativo en las experiencias de los viajeros.
En una región como América Latina, en la que el flujo de pasajeros en los aeropuertos ha aumentado en un 4% [i] y que cuenta con hubs aeroportuarios tan importantes como Panamá, Sao Paulo, Lima, Argentina, Uruguay o la Ciudad de México; [ii] la aplicación de tecnología para hacer más eficiente el abordaje resulta crucial.
En ese sentido, la industria ha reconocido el gran potencial de la tecnología como una solución a estos problemas, la cual permite procesos más eficientes, reduce el tiempo de abordaje y protege a los usuarios. Para aeropuertos tan grandes y saturados como el de Sao Paulo o la Ciudad de México, la tecnología puede ofrecer un mejor servicio a las aerolíneas asociadas, lo que reduciría los cuellos de botella y liberaría personal de operaciones en tierra para centrarse en otras actividades orientadas al cliente. Para las aerolíneas, esto significaría una mayor eficiencia y un abordaje más rápido y mejoras en los tiempos de turnaround.
¿Qué hacer frente a este escenario? La respuesta está en aprovechar la tecnología, así como todas las innovaciones que están a la mano y que pueden ayudarnos a mejorar procesos, como la tecnología biométrica. Un ejemplo es en el que Amadeus y FRAPORT, de la mano con Adria Airways y LOT Polish Airlines, desarrolló una prueba piloto en el aeropuerto de Ljubljana, Eslovenia, la cual consistió en que los pasajeros se registraran en un vuelo utilizando una ‘selfie’ junto a su foto de pasaporte y pase de abordar, mismas que se almacenaron de forma segura en un servidor remoto.
Más adelante, se tomó una foto a los pasajeros en la puerta de abordar y se comparó con las almacenadas en el servidor para validar su identidad y el estado de su vuelo. Si las fotos coincidían exitosamente, se informaba al Sistema de Check-in llamado DCS (Departure Control System) y el pasajero podía abordar sin problemas. Todos los datos biométricos fueron eliminados en un plazo de 48 horas garantizando conformidad con el GDPR (eliminación de datos personales en menos de 30 días). Con esta dinámica, el tiempo de abordaje se redujo en aproximadamente un 75%, con una duración de dos segundos, en lugar de los cinco a diez segundos que se toma por pasajero normalmente.
Para un mercado creciente como el de Latinoamérica, la plataforma fortalece los puntos débiles de verificación de identidad de los aeropuertos, incluyendo el check-in, la seguridad y el acceso a las salas de abordaje. Aunado a esto, el programa podría facilitar el paso en zonas fronterizas.
Los testimonios positivos de los usuarios hacen evidente cómo la implementación de esta tecnología podría ayudar a reducir tiempos y posibles dificultades operativas en cualquier aerolínea, sobre todo en ciudades con un alto número de pasajeros como las mencionadas anteriormente.
La prueba piloto representó un gran paso para poder lograr una solución biométrica en la industria aérea a nivel global. Este tipo de soluciones genera una experiencia positiva tanto para el personal de las aerolíneas, como para los pasajeros.
En función del éxito de dicha prueba, nos encontramos trabajando en la región con las aerolíneas, agencias de Gobierno y operadores aeroportuarios para transformar el procesamiento de pasajeros, atender las necesidades actuales y mejorar la experiencia del pasajero, ya que los modelos del pasado ya no responden a dichas necesidades.
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